domingo, 1 de mayo de 2011

Puerto López

Hoy primero de Mayo, día del trabajo, no trabajé Volví a Puerto López, un lugar de muchos recuerdos de mi adolescencia, las primeras aventuras de pesca y caza, los primeros negocios de fincas en el llano. Recordé a la abuela, con su frase : "que hace como un guey solo?". Mi amigo Rafael Ruiz Arias, me enseñó a pescar y me dió los primeros indicios del tiro a la perdiz. Recordé los viajes interminables en caminos muy duros, con muchas horas de recorrido. En el fundo del melua, teníamos una cabañita, y cuando llegábamos, la hamaca era el primer elemento que acomodábamos, era el lugar de descanso. No faltaba el llanero, llamado micho por mi socio, disminuía el molesto acoso de los mosquitos. El programa de pesca en el rio melua de noche, era la norma, que barbaridad. Hacíamos tonterías, bucear de noche para sacar un anzuelo enredado. Lo recuerdo como si fuera hoy, esa vez estando en el fondo del pozo me pregunte: que hace usted aquí ? por un anzuelo? o para demostrarle al baquiano que usted también puede hacer lo que él hace. Se olvida que en esos ríos, las anguilas o temblones como los denominábamos existen, las boas y demás cositas. Las esperas en un café en el puerto, tomando tinto mientras nuestro socio llegaba en otro bus. Conseguíamos un carro y viajábamos. Que tiempos cuando la vida era fácil, todo parecía sencillo, éramos capaces de hacer todo. Eso se llama juventud. Todo cambia, la carretera asfaltada, el paso en el río metica no es en planchón, sino por un puente y los bajos ya están con terraplén y asfaltados. Una vez en invierno pasando el río metica, en los bajos unos amigos bebían cerveza a costa de los ingenuos como yo; que les pregunte por donde pasaba el carro y claro, muy atentos me guiaron al hueco y luego me ofrecieron los servicios del tractor, que tenían para cobrar una canasta de cerveza por la sacada. Recordar es vivir, se vuelve a ser joven por momentos, pero la realidad es otra.

Hoy en mi día de descanso, de mi nuevo trabajo en Villavicencio, después de terminar mi ciclo en el Hospital Militar Central y en la Universidad Javeriana, también me hago algunas reflexiones, en mis primeras jornadas de especialista, todo lo veía fácil, no tenía temores, igual que cuando enfrentaba el río melua en las noches.Esto lo digo para mis residentes, que todavía los sigo nombrando así por afecto. En la madures se piensa más antes de actuar